Ø Introducción
Se estima que uno de cada 10 hombres desarrollará el cáncer de próstata a lo largo de su vida. Si el cáncer de próstata se detecta precozmente, es posible su curación. Esta sección tiene como finalidad, informarle de las características anatómicas de la glándula prostática, su función y el tratamiento de la misma cuando sobre ella asienta un proceso maligno. Entre todos los tratamientos, sólo usted y su médico podrán determinar cuál es el más adecuado para su caso particular.
La glándula de la próstata La próstata es un órgano glandular fibromuscular, situada justo debajo de la vejiga y delante del recto y sólo se encuentra en los hombres. Clásicamente se la compara con una castaña, tanto en la forma como en tamaño. En cuanto a sus dimensiones, la próstata es pequeña e inactiva hasta la pubertad, pero a partir de ese momento, bajo la influencia de la testosterona (la hormona masculina), inicia un rápido crecimiento que culmina hacia los veinte años. En el adulto, su altura varía entre 20 y 30 mm. Sus diámetros anteroposterior y transversal, tomados en la base, alcanzan respectivamente 25 y 40 mm. La próstata está atravesada por la uretra, que es el conducto que comunica la vejiga con el exterior del organismo permitiendo la salida de la orina y el semen. La próstata produce un fluido que contribuye al líquido seminal cuya misión es la de proteger y nutrir a los espermatozoides después de la eyaculación.
El cáncer de próstata El cáncer se caracteriza por el crecimiento incontrolado de células que tienen formas y funciones diferentes a las células prostáticas normales, que invaden las estructuras cercanas a la próstata y se extienden a través de los vasos sanguíneos y los ganglios a otras partes del cuerpo (metástasis) destruyendo todos los órganos del organismo a los que llegan. El riesgo de padecer cáncer de próstata aumenta con la edad siendo infrecuente antes de los 40 años. El origen en la mayoría de los casos es desconocido, pero existe un 10 % de casos que es hereditario, ese es el motivo por el que los familiares varones directos de pacientes que han padecido un cáncer de próstata deben ser controlados a través de exploraciones y analíticas periódicas a partir de los 40 años. La localización más frecuente del cáncer de próstata, es la parte externa de la glándula, ese es el motivo por el que la mayoría de las veces no produce síntomas. La agresividad de este tipo de tumores es variable dependiendo de diferentes características celulares. Hay tumores poco agresivos que tienen un crecimiento lento y otros por el contrario pueden ser muy agresivos, extendiéndose rápidamente a otras partes del cuerpo, especialmente a los ganglios linfáticos y los huesos.
Detección precoz del cáncer de próstata Si el cáncer de próstata se detecta pronto, en las primeras fases de la enfermedad, existen muchas posibilidades de poder curarlo mediante un tratamiento adecuado. Como ya hemos comentado la mayoría de los hombres con cáncer de próstata no tienen síntomas. Para diagnosticarlo, es necesario realizar: Una exploración. Consiste en practicar un tacto rectal que permite detectar alteraciones en la glándula, sospechosas de afectación tumoral. Un análisis de sangre. Consiste en determinar el valor del PSA (antígeno específico prostático). El PSA es una sustancia que es producida por las células de la próstata la cual aparece aumentada en sangre cuando la glándula está afectada por un proceso tumoral. La ecografía transrectal. Puede poner de manifiesto una imagen alterada de la estructura prostática normal, sospechosa de afectación tumoral. La ecografía nos servirá de guía para la realización de biopsias prostáticas que diagnostiquen definitivamente la enfermedad. La combinación de estas tres pruebas representa actualmente el medio más efectivo para detectar un proceso maligno a nivel prostático. Últimamente estamos realizando diagnostico precoz del cáncer de próstata mediante la determinación en orina del Test Genético PCA-3. El diagnóstico definitivo ante la sospecha de tumor por las pruebas anteriormente mencionadas se realiza tras practicar múltiples biopsias de ambos lóbulos prostáticos guiadas por ecografía transrectal. En la biopsia, el médico extrae, a través de una fina aguja, una pequeña cantidad de tejido prostático, que es analizada por el anatomopatólogo al microscopio, determinando la existencia o ausencia de células tumorales y la agresividad de las mismas. La determinación de la agresividad celular se hace en base a diferentes sistemas de graduación, siendo el más utilizado el de Gleason, que utiliza una escala del 1 al 10. Las células son más agresivas cuanto más alta puntuación se les asigna.
La importancia de la detección del cáncer de próstata La importancia de la detección precoz de los tumores radica en que cuanto más inicial es la lesión, menor es el número de células malignas existentes y menor o nula la posibilidad de que se hayan extendido a otras zonas del organismo, y por lo tanto las posibilidades de curación son las mayores posibles. Una gran mayoría de pacientes que han recibido tratamiento por cáncer de próstata nunca más vuelven a tener problemas derivados de su tumor.
Ø Fases del cáncer de próstata El cáncer de próstata que no se haya tratado, evoluciona normalmente en cinco fases como se especifica a continuación:
Fase T1 El tumor está localizado dentro de la glándula de la próstata y es demasiado pequeño para ser detectado por medio de un tacto rectal, pero puede descubrirse a través de otros procedimientos de diagnóstico como el análisis PSA. El cáncer de próstata en esta fase generalmente no produce síntomas.
Fase T2 El tumor está todavía localizado dentro de la glándula de la próstata pero ha crecido a un punto en el que puede detectarse a la exploración rectal o ser visto por ecografía transrectal u otros tipos de estudios de imágenes (TAC, RNM, PET-TAC). A menudo, no hay síntomas.
Fase T3 El tumor se ha extendido fuera de la próstata hasta otras áreas cercanas a la glándula. No suelen presentar clínica.
Fase T4 El tumor se ha extendido y se fija a otros órganos cercanos a la próstata, como el recto o la vejiga. Existe clínica derivada de la invasión tumoral de los tejidos de alrededor.
Metástasis El tumor se ha extendido a los ganglios linfáticos, huesos u otros órganos. Los síntomas son dependientes de las zonas u órganos afectados.
Ø Tratamiento del cáncer de próstata
Objetivos del tratamiento del cáncer de próstata La finalidad del tratamiento del cáncer de próstata es la de eliminar las células tumorales existentes sin causar efectos secundarios derivados de los tratamientos efectuados. Actualmente existen diferentes tratamientos para abordar el cáncer de próstata. En función de su tipo de tumor usted, aconsejado por su médico, podrá optar entre las distintas técnicas de tratamiento, entre las cuales están:
-Prostatectomía radical: Este tratamiento consiste en extraer la glándula prostática mediante cirugía. Esta cirugía puede ser cirugía abierta o vía laparoscopia. Tratamiento estándar para pacientes con un tumor localizado, quienes acepten posibles complicaciones asociadas al tratamiento.
-Radioterapia: Consiste en administrar a pacientes sesiones de radioterapia externa. El paciente tiene que acudir diariamente a radiarse al hospital durante más de un mes. Pacientes con contraindicaciones para cirugía. –Braquiterapia (semillas): Es un tratamiento mínimamente invasivo que consiste en una irradiación localizada (a través de la inserción de unas semillas radiactivas en el interior de la próstata).
Ø Post-tratamiento
El paciente es dado de alta al día siguiente, tras desaparecer el efecto de la anestesia, sin sonda, pudiendo incorporarse a su vida habitual. Durante los primeros días tras el implante en un grupo reducido de pacientes es posible detectar restos de sangre en la orina. En los 3-4 meses siguientes al implante observamos que 1/3 de los pacientes no presentan clínica o esta es insignificante, el resto presentan molestias uretrales manifestadas por aumento de la frecuencia urinaria, urgencia en ir a orinar y menor fuerza al orinar. Los pacientes que manifiestan clínica pueden hacer una vida normal, controlando los síntomas con hábitos higiénicos y alimenticios básicos, o bien con medicamentos de tipo antiinflamatorios o alfabloqueantes. Tras este periodo de tiempo y en los meses siguientes, los síntomas tienden a desaparecer, de tal forma que a partir del 6.º mes, en el 92 % de los pacientes tratados, la clínica ha desaparecido o es insignificante, no precisando medicación. El índice de retenciones en nuestra serie ha sido del 5 %. Normalmente, ocurren en pacientes con dificultades para orinar previas a la intervención. La mayoría de estos casos se resolvieron con la colocación de una sonda de forma temporal y su retirada posterior. Excepcionalmente el 0,9 % de los pacientes han precisado de una cirugía endoscópica desobstructiva de la próstata. Un grupo reducido de pacientes pueden presentar tras el implante molestias rectales caracterizadas por malestar, picor o sensación de ganas de ir al baño. Dichas alteraciones desaparecen con el tiempo y mejoran con los cuidados locales (baños de asiento, pomadas rectales).
Seguridad de la radiación
Muchos pacientes se preocupan o tienen dudas acerca de si un implante conlleva peligro de irradiación sobre sus familias y/o amigos. Aunque las semillas son radiactivas, usted no. Una ventaja de las semillas radiactivas de I-125 es que, esencialmente, toda la radiación es absorbida dentro de la próstata. A los pacientes no se les considera radiactivos después de abandonar el hospital. No hay restricciones a la hora de viajar o con el contacto físico con otros adultos. Además, si usted ha sido implantado con semillas unidas tendrá un riesgo prácticamente inexistente de expulsarlas por la orina. Si por el contrario ha sido implantado con semillas sueltas, tendrá que tomar precauciones con las primeras micciones.
Precauciones especiales
Las mujeres que estén (o puedan estar) embarazadas deben evitar el estar en contacto directo con usted durante los dos primeros meses, pero pueden convivir en la misma casa y sentarse en la misma mesa a comer. Aparte de esto no hay necesidad de que les trate de forma diferente de como lo haría antes del implante. No coja a niños pequeños en su regazo durante largos períodos de tiempo. Puede abrazarles durante unos minutos al día y pueden permanecer en la misma habitación que usted tanto tiempo como desee. Desde el punto de vista práctico, usted debe saber, que las semillas de Iodo 125 producen radiación durante un año. Después de que la radiación desaparece, las semillas quedan en la glándula de la próstata sin causar ningún problema (no hay que retirarlas).
Seguimiento tras la braquiterapia
El seguimiento del paciente después de un tratamiento de braquiterapia se realizará con la determinación periódica del PSA en sangre. La analítica se efectuará cada 3-4 meses durante el primer año; cada 6 meses el segundo año y un análisis anual a partir del tercer año.